Se presentaba un partido muy atractivo en el mítico estadio de Avellaneda, entre el equipo brasileño de Goias y el equipo argentino de Independiente.
Bajo los ordenes del colombiano y arbitro principal Oscar Ruiz se daba el pitido inicial y continuaba esta final, que en su partido de ida había dominado el equipo de Goias en su feudo por un marcador de 2 a 0, el cual parecía ser un resultado accesible para los brasileños vestidos de verde que visitaban un estadio repleto y de rojo completamente para apoyar al local.
Sin embargo el técnico del local, Antonio Mohamed, anticipaba mucha garra y entrega por parte de sus dirigidos para lograr remontar el marcador adverso y obtener el tan ansiado titulo sudamericano.
Desde el inicio de esta final se comenzaban a vislumbrar aromas de una final épica, luchada y repleta de emociones.
Ambos equipos daban todo su esfuerzo y al minuto 19 del primer tiempo, tras un rebote del arquero del visitante el defensor Julián Velázquez otorgaba la delantera al local y desataba un estadio que comenzaba a soñar con la copa, sin embargo 3 minutos más tarde el espigado delantero brasileño Rafael Moura batía el arco de Hilario Navarro con un cabezazo imponente y otorgaba de nueva la igualdad al marcador y acallaba las voces de los fanáticos argentinos.
Luego, dos jugadas muy poco comunes del delantero argentino Facundo Parra emparejaban el marcador global a 3 goles por lado, este resultado se mantendría hasta el final del segundo tiempo por lo cual era necesario jugar el tiempo suplementario para de esta manera conocer al campeón sudamericano.
Con poco que destacar salvo un cabezazo al larguero del central Toloi esta final nos llevaría a una emotiva definición por penales.
Los penales coronarían a la postre a Independiente que de este manera lograba la copa Nissan Sudamericana luego de una sequía de 15 años sin títulos continentales, sin más que destacar ¡Felicidades Independiente!